domingo, 28 de abril de 2013

Un poema de Fernando Pessoa / Alberto Caeiro


Mi mirar es nítido como un girasol
Tengo la costumbre de andar por los caminos
mirando para la derecha y para la izquierda,
y de vez en cuando mirando para atrás...

Y lo que veo a cada instante
es aquello que nunca había visto
y me doy buena cuenta de ello.
Sé tener la curiosidad esencial
que tiene un niño si, al nacer,
notara que nació de veras...
Me siento nacido a cada instante
para la eterna novedad del Mundo...

Creo en el mundo como en una margarita
porque lo veo. Pero no pienso en él,
porque pensar es no comprender...
El mundo no se hizo para pensar en él
(pensar es estar enfermo de los ojos)
sino para mirar hacia él y estar de acuerdo...

Yo no tengo filosofía: tengo sentidos...
Si hablo de la Naturaleza no es porque sepa lo que es
sino porque la amo, y la amo por eso,
porque quien ama nunca sabe lo que ama

ni sabe porqué ama, ni lo que es amar...

Amar es la eterna inocencia,
y la única inocencia es no pensar...