lunes, 4 de febrero de 2013

Biografía de mi padre

Lo que sé
Edgardo Anselmo Escobar, Papá, nació el 18 de agosto de 1937 en San Miguel de Tucumán. Hijo natural de la abuela Dora y el abuelo Francisco, quienes más tarde tuvieron otra hija, tía Marta, pero poco tiempo después se separaron para siempre. Dora se quedó con Martita y Francisco se lo llevó a Edgardo a vivir a Curuzú Cuatiá, provincia de Corrientes con su nueva mujer, la abuela Elsa. Lo internaron en el Colegio Don Bosco de esa zona y pasó largos años de su educación primaria entre los curas que le aguantaron tremendas travesuras y a pesar de todo lo tenían de monaguillo. Cuando hizo el secundario en Buenos Aires era un flaco para mi completamente desconocido. Entró en la facultad de medicina y ahí vinieron una serie de aventuras medio irregulares de las que me enteré hace poco una tarde que conversamos largo y tendido. Por suerte llegó el 29 de febrero de.... día en que por pura casualidad conoció en una guardia de mala muerte, a una médica recién recibida, Daniela Rodríguez, que era hermosa, dulce y delicadísima y que muy rápidamente sucumbió ante sus encantos y amabilidades. Siempre dijo que mamá le salvó la vida y será así nomás. Se amaron para siempre e igual de rápido que se casaron, el 26 de febrero de 1966, fuimos naciendo los cinco hermanos que hoy somos: Marcela Noemí (10/12/1966), Gabriel Edgardo (30/12/1967), Alejandro Diego (23/6/1969), Andrea Verónica (11/12/1970) y Fernando Pablo (26/1/1972). Se recibió después de haber nacido yo y trabajó toda su vida activa de médico. Fue cirujano plástico de vocación y también se dedicó a la piel, las várices y otras cuestiones que le daban de comer a la familia numerosa (porque mamá trabajaba de mamá, y no ganaba plata). En una época estudiaron homeopatía, los dos, y también la ejerció seria y consecuentemente, aunque en otra época dejaron ese universo y se pasaron al psicoanálisis que también estudiaron juntos unos años pero después  papá también lo dejó. Hubo otra época en la que se dedicó a asesorar una empresa de alimentos preparados de un conocido, y otra en la que estuvo completamente desocupado. Los últimos años de profesión los ejerció otra vez en guardias remotas de Moreno cuidando y salvando vidas y enseñándole a los pibes que hacían la residencia lo que era ser médico. Eso le encantaba. Disfrutaba entre la gente. Siempre fue peronista. Tenía mucha fuerza y desplegaba mucha actividad física en tareas hogareñas, aunque era gordo. Sufrió en serio cuando las rodillas se resintieron y ya no podía andar solo de acá para allá ni en auto ni caminando. Tenía una sensibilidad enorme para la música y otros esfuerzos artísticos. Me hacía unos comentarios sorprendentes cuando me escuchaba componer trabajosamente cosas para el conservatorio o las pocas veces que vio los espectáculos que hicimos con la murga. Entendía la idea detrás de lo que veía o escuchaba. La verdad es que siempre me sorprendía cuando mostraba conocer lo que yo sentía. Por eso lo extraño.
Lo que no
...(continuará)